jueves, 18 de diciembre de 2008

La huesped-the host-3ºcapítulo

Capítulo 3 - Resistida
“Ella no reconocerá el nuevo nombre,” murmuró el Curandero.
Una nueva sensación me distrajo. Algo agradable, un cambio en el aire cuando la
Buscadora se colocó a mi lado. Un aroma, deduje. Algo diferente que el cuarto estéril,
inodoro. Perfume, me dijo mi nueva mente. Floral, exuberante…
“¿Puedes escucharme?” preguntó la Buscadora, interrumpiendo mi análisis. “¿Estas
consciente?”
“Toma tu tiempo” pidió el Curandero en una voz mas suave que la que había usado
antes.
Yo no abrí mis ojos. No quería ser distraída. Mi mente me daba las palabras que
necesitaba, y el tono que transmitiría lo que no podría decir sin usar muchas palabras.
“¿He sido colocada en un huésped dañado para obtener la información que tú necesitas,
Buscadora?”
Hubo un jadeo–mezcla de sorpresa e indignación–y algo cálido toco mi piel, cubrió mi
mano.
“Desde luego que no, Wanderer” dijo el hombre tranquilizadoramente. “Incluso un
Buscador se detendría en algunas cosas.”
La Buscadora jadeó nuevamente. Silbó, corrigió mi memoria.
“¿Entonces por qué esta mente no funciona correctamente?”
Hubo una pausa.
“Las exploraciones fueron perfectas” dijo la Buscadora. Sus palabras no eran
tranquilizadoras sino argumentativas. ¿Pretendía discutir conmigo? “El cuerpo fue curado
completamente.”
“De un intento de suicido que estuvo peligrosamente cerca de tener éxito” mi tono fue
severo, aún enojado. Yo no estaba acostumbrada a la cólera. Era difícil contenerla.
“Todo estuvo en perfecto orden…”
El Medico la interrumpió “¿Qué falla?” Él preguntó. “Claramente, has conseguido acceso
al habla.”
“Memoria. Estaba tratando de encontrar lo que la Buscadora quiere.”
Aunque no hubo ningún sonido, hubo un cambio. La atmósfera, que se había puesto
tensa con mi acusación, se relajó. Me pregunté como sabía esto. Tenía la extraña
sensación de que estaba de alguna manera recibiendo más de lo que los cinco sentidos
me daban… casi el presentimiento de que había otro sentido, en los bordes, no
totalmente aprovechado. ¿Intuición? Esa era casi la palabra correcta. Como si cualquier
criatura necesitara más de cinco sentidos.
La Buscadora aclaró su garganta, pero fue el Médico quien contestó.
“Ah” dijo “No te pongas ansiosa acerca de algunas… dificultades parciales de la memoria.
Eso es, bueno, no que sea esperado, exactamente, pero no considerablemente
sorprendente.”
“No entiendo a lo que se refiere.”
“Este huésped era parte de la resistencia humana–ahora había un pizca de entusiasmo
en la voz de la Buscadora–Aquellos seres humanos que fueron consientes de nosotros
antes de la inserción son mas difíciles de dominar. Éste todavía resiste.”
Hubo un momento de silencio mientras ellos esperaban por mi respuesta.
¿Resistencia? ¿El huésped estaba bloqueando mi acceso? De nuevo, el calor de mi cólera
me sorprendió.
“¿Estoy correctamente vinculada?” pregunté, mi voz distorsionada porque salió a través
de mis dientes.
“Sí” dijo el Curandero. “Todos los ochocientos veintisiete puntos están ligados
correctamente en las posiciones óptimas.”
Esta mente usaba más de mis adhesiones que cualquier huésped anterior, dejándome
solo ciento ochenta y un adhesiones de repuesto. Tal vez los numerosos atascamientos
eran la razón de que las emociones fueran tan vívidas.
Decidí abrir mis ojos. Sentí la necesidad de volver a fijarme lo que dijo el Curandero y
asegurarme de que el resto de mí funcionaba.
Luz. Brillante, doloroso. Cerré mis ojos nuevamente. La última luz que había visto había
sido filtrada por cientos de brazas de océano. Pero estos ojos habían visto más brillante
y podían soportarlo. Los abrí estrechamente, manteniendo mis pestañas emplumadas
sobre la abertura.
“¿Te gustaría que apague las luces?”
“No, Curandero. Mis ojos se ajustarán.”
“Muy bien” dijo, y entendí que su aprobación se refería a mi casual uso del posesivo.
Los dos esperaron tranquilamente mientras mis ojos se ensanchaban lentamente.
Mi mente reconoció esto como un cuarto promedio en una institución medica. Un
hospital. Los azulejos del techo eran blancos con puntos más oscuros. Las luces eran
rectangulares y del mismo tamaño que los azulejos, reemplazándolos a intervalos
regulares. Las paredes eran verde-claro, un color calmante, pero también el color de la
enfermedad. Una pobre elección, en mi opinión rápidamente formada.
Las personas que me rodeaban eran más interesantes que el cuarto. La palabra doctor
sonó en mi cabeza tan pronto como mis ojos se fijaron en el Médico. Él usaba ropa
holgada azul-verde que dejaba sus brazos al descubierto. Scrubs. El tenía cabello en su
cara, un color extraño que mi memoria llamó rojo.
¡Rojo! Habían sido tres mundos desde que vi el color o cualquiera parecido. Incluso este
pelirrojo dorado me llenó de nostalgia.
Su cara me pareció como la de cualquier humano, pero el conocimiento en mi memoria
aplicó la palabra amable.
Una respiración impaciente cambió mi atención a la Buscadora.
Ella era muy pequeña. Si ella hubiera permanecido quieta, me hubiera llevado un rato
notarla ahí al lado del Curandero. Parecía una mancha, algo oscuro en el brillante cuarto.
Usaba negro desde la barbilla hasta las muñecas–un traje conservador de seda, con
cuello de tortuga debajo. Su cabello era negro, también. Le llegaba hasta la barbilla y lo
tenía colocado detrás de sus orejas. Su piel era más oscura que la del Curandero. Tono
oliva.
Los pocos cambios en las expresiones de los humanos eran tan mínimos que eran
bastante difíciles de leer. Mi memoria llamaría la expresión de la cara de esta mujer,
pensativa. Las cejas negras, inclinadas hacia abajo sobre los ojos ligeramente hinchados,
creaban un diseño familiar. No precisamente cólera. Intensidad. Irritación.
“¿Con qué frecuencia pasa esto?” pregunté, mirando nuevamente al Médico.
“No mucha” admitió el Médico “Tenemos muy pocos huéspedes adultos disponibles. Los
huéspedes jóvenes son enteramente flexibles. Pero tú indicaste que preferías comenzar
como un adulto.”
“Sí.”
“La mayoría pide lo opuesto. La vida humana es mucho mas corta de lo que estas
acostumbrada.”
“Tengo buen conocimiento acerca de todo eso, Curandero. ¿Ha usted tratado con este
tipo de… resistencia antes?”
“Solo una vez, por mi mismo.”
“Dígame los hechos del caso.” Me detuve brevemente. “Por favor” añadí, sintiendo la
carencia de cortesía en mi petición.
El Médico suspiró.
La Buscadora comenzó a tamborilear sus dedos contra su brazo. Un signo de
impaciencia. No le haría daño esperar por lo que ella quería.
“Esto ocurrió hace cuatro años” comenzó el Médico. “El alma en cuestión había pedido
como huésped un hombre adulto. El primero disponible fue un humano que había estado
viviendo en un grupo de la resistencia desde los primeros años de la ocupación. El
humano… sabía qué pasaría cuando fue capturado.”
“Igual que mi huésped.”
“Um, si” él aclaró su garganta. “Esta era apenas la segunda vida del alma. Él venía del
Blind World.”
“¿Blind World?” pregunté, girando mi cabeza a un lado reflexivamente.
“Oh, disculpa, tú no conoces nuestros sobrenombres. Este fue uno de los tuyos, creo,
¿no lo fue?” sacó un artefacto de su bolsillo, una computadora, y rebuscó rápidamente.
“Sí, tu séptimo planeta. En el sector ochenta y uno.”
“¿Blind World?” dije nuevamente, mi voz ahora era desaprobatoria.
“Si, bueno, algunos de los que han vivido allí prefieren llamarlo el Singing World.”
Asentí lentamente. Me gustaba más ese.
“Y algunos de los que nunca han estado ahí lo llaman Planet of the Bats” murmuró la
Buscadora.
Giré mis ojos hacia ella, sintiéndolos estrecharse mientras mi mente recordaba la imagen
del feo roedor volador al que ella se refería.
“Asumo que tú eres una de las que nunca ha vivido allí, Buscadora” dijo el Curandero
suavemente. “En un principio llamamos a esta alma Racing Song, que era una floja
traducción de su nombre en el Singing World. Pero él pronto optó por tomar el nombre
de su huésped, Kevin. A pesar de que él estaba considerado para llevar a cabo un
trabajo relacionado con la música, dado su precedente, él dijo que se sentiría mejor
continuando con la línea de trabajo que tenía previamente su huésped, que era
mecánico.”
“Estas cosas eran algo preocupantes para su Consolador asignado, pero seguían estando
dentro de los límites de lo normal.”
“Entonces Kevin comenzó a quejarse de que tenía bloqueos por periodos de tiempo.
Ellos lo trajeron conmigo, y nosotros realizamos muchas pruebas para asegurarnos de
que no había defectos en el cerebro del huésped. Durante las pruebas, muchos Médicos
encontraron marcadas diferencias en su comportamiento y personalidad. Cuando le
preguntamos sobre esto, él dijo no recordar nada de ciertas declaraciones y acciones.
Continuamos observándolo, junto con su Consolador, y eventualmente descubrimos que
el huésped estaba tomando el control del cuerpo de Kevin periódicamente.”
“¿Tomando control?” Mis ojos se abrieron de par en par “¿Con el alma inconsciente? ¿El
huésped recuperó el control del cuerpo?”
“Lamentablemente, si. Kevin no fue suficientemente fuerte para suprimir a su huésped.”
No suficientemente fuerte.
¿Ellos pensaban que yo era débil también? ¿Yo era débil, por eso no podía forzar a esta
mente para contestar a mis preguntas? ¿Más débil aun, porque sus pensamiento vivos
existían en mi cabeza donde no debe haber nada sino memoria? Yo siempre me había
considerado fuerte. Esta idea de la debilidad me hizo estremecerme. Me hizo sentir
vergüenza.
El Curandero continuó. “Ciertos eventos ocurrieron, y fue decidido…”
“¿Qué eventos?”
El Curandero miro hacía abajo sin contestar.
“¿Qué eventos?” Exigí otra vez. “Creo que tengo el derecho a saber.”
El Curandero suspiró. “Lo tienes. Kevin… atacó físicamente a un Curandero mientras no…
era él mismo” hizo una mueca de dolor. “Noqueó al Curandero y encontró un escalpelo.
Lo encontramos insensible. El huésped había tratado de sacar el alma fuera de su
cuerpo.
Me tomó un momento antes de poder hablar. Incluso entonces, mi voz fue solo un
respiro. “¿Qué les sucedió?”
“Afortunadamente, el huésped no era capaz de permanecer consiente suficiente tiempo
como para infligir un daño verdadero. Kevin fue recolocado, dentro de un huésped joven
esta vez. El problemático huésped estaba en reparación, y fue decidido que no tenía
ningún caso tratar de salvarlo.”
“Kevin es ahora un humano de siete años de edad perfectamente normal… aparte del
hecho de que conserva el nombre Kevin. Sus guardianes están ocupándose de exponerlo
bastante a la música, y esta yendo muy bien…” lo último lo agregó como si fueran
buenas nuevas, noticias que pueden de alguna manera anular el resto.
“¿Por qué?” Aclaré mi garganta para que mi voz pudiera ganar algo de volumen. “¿Por
qué estos riesgos no se han compartido?”
“En realidad,” la Buscadora interrumpió “se indica muy claramente en toda la
propaganda de reclutamiento que la asimilación de un humano adulto es mucho mas
desafiante que la asimilación de un niño. Un huésped joven es altamente recomendable.”
“La palabra desafiante no cubre muy bien la historia de Kevin” susurré.
“Si, bueno, tú preferiste ignorar la recomendación.” Ella subió sus manos en un gesto de
paz cuando mi cuerpo se tensó, haciendo que la estrecha cama crujiera suavemente.
“No que yo te culpe. La infancia es extremadamente aburrida. Y tú claramente no eres
un alma común. Tengo confianza que esto es algo que tus habilidades pueden controlar.
Éste es solo otro huésped. Estoy segura de que pronto tendrás acceso y control total.”
Por este punto en mis observaciones de la Buscadora, yo estaba sorprendida de que ella
hubiera tenido la paciencia para esperar cualquier retardo, incluso mi adaptación
personal. Detecté su decepción por mi carencia de información, y sentí de nuevo algunas
de las desconcertantes sensaciones de cólera.
“¿No se te ocurrió que podrías obtener las respuestas que buscas insertándote a ti
misma dentro de este cuerpo?” pregunté.
Ella se puso tiesa. “No soy un Skipper”
Mis cejas se levantaron automáticamente.
“Otro sobrenombre” explicó el Curandero. “Para esos que no terminan una vida entera
en su huésped.”
Asentí en entendimiento. Nosotros teníamos otro nombre para esto en mis otros
mundos. En ningún mundo era algo agradable. Así que mejor dejar de interrogar a la
Buscadora y darle lo que pueda.
“Su nombre era Melanie Stryder. Nació en Albuquerque, Nuevo México. Estaba en los
Ángeles cuando se enteró de la ocupación, y se ocultó en el desierto por algunos años
antes de encontrar… Hmmmm. Disculpa, trataré esa mas tarde. El cuerpo tiene veinte
años. Manejaba de Chicago a…” sacudí mi cabeza. “El vehículo fue robado. Ella estaba
buscando a una prima llamado Sharon, que ella tenía razones para creer que continuaba
humano. Ni encontró ni contactó a nadie antes de ser capturada. Pero… - me concentré,
luchando contra otra pared en blanco. – Creo… no puedo estar segura… creo que ella
dejó una nota… en alguna parte.
“¿Así que ella esperaba que alguien la buscara?” preguntó la Buscadora impaciente.
“Si. La considerarán… perdida. Si ella no se presenta a la cita con…” cerré mis dientes
fuertemente, luchando realmente ahora. La pared era negra, y no podría decir que tan
densa era. Luché contra la pared, el sudor goteando por mi frente. La Buscadora y el
Curandero estaban muy quietos, permitiéndome concentrarme.
Traté pensando en algo mas… los ruidosos, desconocidos sonidos que el motor de un
carro había hecho, el torrente de adrenalina cada vez que las luces de otro vehículo se
veían cerca del camino. Ya tenía esto, y nada luchó contra mí. Dejé que la memoria me
transportara, la dejé saltar sobre el frío a través de la ciudad bajo la acogedora
oscuridad de la noche, la dejé volar libremente por el camino al edificio donde ellos me
encontraron.
No a mí, a ella. Mi cuerpo se estremeció.
“No te sobrepases…” comenzó el Médico.
La Buscadora lo silenció.
Dejé a mi mente morar en el horror del descubrimiento, el odio ardiente de los
Buscadores que dominaba casi todo. El odio era malvado; era doloroso. Apenas podía
soportarlo. Pero lo dejé seguir su curso, con la esperanza de que distraería la resistencia,
debilitaría las defensas.
Observé cuidadosamente cuando ella intentó ocultar algo y después supo que no podría.
Una nota, rayada en una pieza de escombro con un lápiz roto. Empujado
precipitadamente debajo de una puerta. No cualquier puerta.
- El patrón es la quinta puerta a lo largo del quinto pasillo en el quinto piso. Su
comunicación esta ahí.
La Buscadora tenía un pequeño teléfono en su mano; murmuró algo rápidamente en
éste.
“Se suponía que el edificio era seguro” continué. “Ellos sabía que fue condenado. Ella no
sabe como la descubrieron. ¿Encontraron ellos a Sharon?”
El frío del horror subió por mis brazos poniéndome la piel de gallina.
La pregunta no era mía.
La pregunta no era mía, pero fluyó naturalmente a través de mis labios como si lo fuera.
La Buscadora no notó nada mal.
“¿La prima? No, ellos no encontraron a ningún otro humano” respondió ella, y mi cuerpo
se relajó en respuesta. “Este huésped fue capturado entrando al edificio. Desde que el
edificio fue condenado públicamente, el ciudadano que la observaba a ella se preocupó.
Él nos llamo, y nosotros observamos el edificio para ver si podíamos atrapar a más de
uno, y nos fuimos cuando pareció improbable. ¿Puedes encontrar el lugar de la cita?
Traté.
Tantas memorias. Todas ellas tan coloridas y definidas. Vi cientos de lugares que nunca
había visto, escuché sus nombres por primera vez. Una casa en Los Ángeles, alineada
con altos y frondosos árboles. Un prado en un bosque, con una tienda y una fogata,
fuera de Winslow, Arizona. Una playa rocosa abandonada en México. Una cueva, la
entrada a resguardo de la lluvia, en algún lugar en Oregon. Tiendas, chozas, abrigos
rudos. Mientras pasaba el tiempo, los nombres eran menos específicos. Ella no sabia
donde estaba, ni le importaba.
Mi nombre era Wanderer ahora, sus memorias lo encajaron tan bien como yo. Excepto
que mi paseo era por elección. Estos flashes de recuerdos estaban siempre teñidos por el
miedo de la presa. No vagabundeando, sino corriendo.
Traté de no sentir compasión. En lugar de eso, trabaje para enfocarme en las memorias.
No necesitaba ver donde había estado ella, solo a dónde estaba yendo. Analice los
diversos cuadros relacionadas con la palabra Chicago, pero ninguna parecía ser nada
mas que imágenes al azar. Amplié mi red de visión. ¿Qué estaba ahí?
¿Chicago? Frío, pensé. Era frío, y había una cierta preocupación sobre eso.
¿Dónde? Presioné, y la pared regresó.
Exhalé. “Fuera de la ciudad, en el desierto… un parque del estado, lejos de cualquier
edificio. No es un lugar en el que ella haya estado antes, pero ella sabía como llegar
ahí.”
“¿Qué tan pronto?” preguntó la Buscadora.
“Pronto” la respuesta fue automática. “¿Qué tanto he estado aquí?”
“Dejamos al huésped sanar durante nueve días, para estar completamente seguros de
que ella estaba recuperada” me dijo el Médico. “La inserción fue hoy, el décimo día.”
Diez días. Mi cuerpo sintió una extraña ola de alivio.
“Muy tarde” dije. “Para el punto de la cita… o incluso la nota.” Podía sentir la reacción
del huésped ante esto, podía sentirlo muy fuerte. El huésped estaba casi… satisfecho.
Permití que las palabras que ella pensó fueran dichas, así yo podría aprender de ellas “Él
no estará ahí.”
“¿Él?” La Buscadora saltó con el pronombre. “¿Quién?”
La pared en blanco apareció con más fuerza de la que ella había usado antes. Pero ella lo
hizo una pequeña fracción de segundo demasiado tarde.
Nuevamente, el rostro llenó mi mente. El hermoso rostro con la piel dorada y los ojos
brillantes. El rostro que revolvió un extraño, profundo placer dentro de mí mientras lo
veía claramente en mi mente.
A pesar de que la pared apareció nuevamente acompañada con una sensación de vicioso
resentimiento, no fue lo suficientemente rápida.
“Jared” respondí. Tan rápido como si hubiera venido de mí, el pensamiento que no era
mío siguió el nombre a través de mis labios. “Jared está a salvo.”

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