Capítulo 5 - Incomodada
“¡Hola, Wanderer! ¿Por qué no tomas asiento y te pones cómoda?”
Vacilé en el umbral de la oficina de la Consoladora, con un pie dentro y otro fuera. Ella
sonrió, sólo con un leve movimiento en las comisuras de sus labios. Era mucho más fácil
leer las expresiones faciales ahora, los pequeños movimientos y cambios musculares se
habían vuelto familiares después de tantos meses de exposición. Podía ver que a la
Coordinadora le hacía un poco de gracia mi aprehensión. Al mismo tiempo, podía notar
su frustración porque todavía me sentía intranquila con ella. Con un silencioso suspiro de
resignación, entré en la brillante y colorida habitación, y tomé mi asiento habitual-el
grande y rojo, el más alejado de donde ella se sentaba. Frunció los labios.
Para evitar su mirada fija, observé a través de las ventanas las nubes que se hundían
bajo el sol. El olor ligero y penetrante de del océano salado flotó suavemente por la
habitación.
“Bueno, Wanderer. Has tardado mucho en venir a verme.”
La miré a los ojos con aire de culpabilidad.
“Dejé un mensaje sobre la cita anterior. Tenía un alumno que necesitaba algo de mi
tiempo.”
“Sí, lo sé.” Volvió a mostrar su diminuta sonrisa. “Me llegó tu mensaje.”
Era atractiva para ser una mujer mayor, como fueron los humanos. Dejaba que su pelo
permaneciera en color gris natural, suave, tirando más a blanco que a plateado. Lo
llevaba largo, recogido en una cola de caballo baja. Sus ojos eran de un curioso color
verde que nunca había visto en nadie más.
“Lo siento.” Me disculpé, puesto que ella parecía estar esperando una respuesta.
“Está bien. Lo entiendo. Es difícil para ti venir aquí. Desearías que esto no fuera
necesario. Nunca antes ha sido necesario para ti. Esto te asusta.”
Miré fijamente el suelo de madera.
“Sí, Consoladora.”
“Pensé que te pedí que me llamaras Kathy.”
“Sí… Kathy.”
Se rió suavemente.
“Todavía no tienes facilidad con los nombres humanos, ¿verdad, Wanderer?”
“No. Para ser honesta, me parece… como una rendición.”
Subí la mirada para ver su lento movimiento de cabeza.
“Bueno, puedo entender por qué tú especialmente te sientes así.”
Tragué ruidosamente cuando dijo aquello, y fijé mi vista en el suelo de nuevo.
“Hablemos de algo más sencillo de momento.” Sugirió Kathy. “¿Sigues disfrutando de tu
profesión?”
“Claro.” Esto era más fácil. “He empezado un nuevo semestre. Me preguntaba si se me
haría más pesado, pero hasta ahora no ha sido así. Tener nuevos oídos hace que las
historias sean nuevas otra vez.”
“He oído grandes cosas sobre ti por parte de Curt. Dice que tus clases son las más
solicitadas en la universidad.” Mis mejillas enrojecieron un poco por la alabanza. “Es
bueno oírlo. ¿Cómo es tu compañero?”
“Curt es genial, gracias. Nuestros huéspedes están en excelente forma para sus edades.
Creo que tenemos muchos años por delante.”
Sentía curiosidad por si ella permanecería en este mundo, si se trasladaría a otro
huésped humano cuando pasara el tiempo o si se iría. Pero no quería hacer preguntas
que nos llevaran a una conversación más complicada.
“Me gusta dar clases.” Dije en cambio. “Es algo parecido a mi profesión cuando era una
de las Algas Marinas, por lo que es más fácil que si se tratara de algo desconocido. Estoy
en deuda con Curt por solicitarme.
“Son afortunados por tenerte”. Me sonrió calurosamente. “¿Sabes lo difícil que es para
un Profesor de Historia tener la experiencia de dos planetas en su currículum? Has vivido
un periodo en ambos. ¡Y el Origen, además! No hay escuela en el planeta que no esté
deseando llevarte lejos de nosotros. Curt está intentando mantenerte ocupada para que
no tengas tiempo de pensar en trasladarte.”
“Profesora Honoraria.” La corregí.
Kathy sonrió y luego suspiró, su sonrisa empezó a desaparecer.
“Has tardado tanto en venir a verme que me preguntaba si tus problemas se
resolverían. Pero entonces se me ocurrió que tal vez la razón de tu ausencia era que
estaban empeorando.”
Bajé la vista a mis manos y no dije nada. Estaban ligeramente bronceadas, nunca se
decoloraban, sin importar si tomaba el sol o no. Tenía un lunar sobre mi muñeca
izquierda. Llevaba las uñas cortas. Tenía aversión por las uñas largas. Fue desagradable
cuando arañaron mi piel. Y mis dedos eran tan largos y finos que parecían extraños con
la longitud añadida de las uñas, incluso para un humano.
Tras un minuto, aclaró su garganta. A
Supongo que estaba en lo cierto.
“Kathy.” Dije su nombre despacio. Paré “¿Por qué mantuviste tu nombre humano? ¿Te
hizo sentir más… unida? A tu huésped, me refiero.”
Me habría gustado saber la elección de Curt, pero era una pregunta demasiado personal.
Estaría mal preguntarle eso a cualquiera, además de la respuesta de Curt, aun siendo su
compañera. Temí haberme mostrado demasiado maleducada, pero entonces ella se rió.
“Cielos, no, Wanderer. ¿No te he hablado de eso? Hmm, quizás no, porque mi trabajo es
escuchar, no hablar. La mayoría de las almas con las que hablo no necesitan tanto
estímulo como tú. ¿Sabías que vine a la Tierra en una de los primeros emplazamientos
que hicimos, antes de que los humanos tuvieran idea alguna de que estábamos aquí?
Tenía vecinos humanos en todas partes. Curt y yo tuvimos que fingir ser nuestros
huéspedes durante varios años. Incluso cuando establecimos el área inmediata, no
sabíamos cuándo podría estar cerca un humano. Así que yo me convertí en Kathy.
Además, la traducción de mi antiguo nombre tenía catorce palabras, y no había forma de
acortarlo y que quedara bien.”
Sonrió abiertamente. La luz de sol que entraba por la ventana incidió en sus ojos,
reflejando un destello verde que bailaba sobre la pared. Por un momento, sus iris,
esmeralda, brillaron iridiscentes. No sabía cómo una mujer tan suave, tan acogedora
podía haber formado parte de las líneas de combate. Me tomé un minuto para
procesarlo. La miré fijamente, sorprendida y, de repente, con más respeto. Nunca me
había tomado muy en serio a los Coordinadores, nunca los había necesitado hasta ahora.
Ellos estaban ahí para los que habían luchado, los débiles, y por eso me avergonzaba
estar aquí.
Saber la historia de Kathy me hizo sentir ligeramente menos incómoda con ella. Lo notó.
“¿Te incomodó?” Inquirí. “¿Fingir ser uno de ellos?”
“No, no realmente. Verás, este huésped tenía mucho por hacer, porque era nuevo.
Sobrecarga sensorial. Después del sistema patrón, era todo lo que podría dirigir al
principio.”
“Y Curt… ¿Decidiste permanecer con el esposo de tu huésped después de que éste
hubiera muerto?” Esta pregunta era más mordaz, Kathy lo comprendió inmediatamente.
Cambió de postura en su asiento, subiendo sus piernas para sentarse sobre ellas. Miró a
algún punto sobre mi cabeza mientras contestaba.
“Sí, escogí a Curt, y él me escogió a mí. Al principio, por supuesto, fue una elección al
azar, una asignación. Se creó un vínculo, naturalmente, por pasar tanto tiempo juntos,
compartiendo el peligro de nuestra misión. Como presidente de la universidad, Curt
tenía muchos contactos, ya sabes. Nuestra casa era un lugar de inserción. Recibíamos a
mucha gente. Entraban como seres humanos y salían como nuestra especie. Todo tuvo
que ser muy rápido y discreto, ya sabes lo propensos que son nuestros anfitriones a la
violencia. Vivíamos cada día sabiendo que el final podría llegar en cualquier momento.
Había entusiasmo constante y miedo frecuente. Todas ésas son buenas razones de por
qué Curt y yo decidimos quedarnos juntos cuando el secreto ya no era necesario. Podría
mentirte, aliviar tus miedos, diciéndote que ésos eran los motivos. Pero…” sacudió la
cabeza y se hundió un poco más en la silla, taladrándome con la mirada. “En tantos
milenios, los humanos nunca comprendieron el amor. ¿Cuánto es físico, cuánto está en
la mente? ¿Cuánto es accidental y cuánto está predestinado? ¿Por qué equipos perfectos
fracasaron y prosperaron parejas imposibles? No conozco las respuestas mejor que ellos.
El amor simplemente está donde está. Mi huésped amó al huésped de Curt, y ese amor
no murió cuando cambió la propiedad de las mentes.”
Ella me miró cuidadosamente, frunciendo el ceño levemente cuando me desplomé sobre
mi silla.
“Melanie todavía llora por Jared” señaló.
Sentí que mi cerebro no respondía a la acción.
“Tú todavía lloras por él.”
Cerré los ojos.
“¿Continúan los sueños?”
“Cada noche” mascullé.
“Háblame de ellos” su voz era suave, persuasiva.
“No me gusta pensar sobre ellos.”
“Lo sé. Inténtalo. Puede que eso te ayude.”
“¿Cómo? ¿De qué forma me ayudará decirte que veo su cara cada vez que cierro los
ojos? ¿Qué me despierto y lloro cuando él no está ahí? ¿Qué los recuerdos son tan
fuertes que ya no soy capaz de separar los suyos de los míos? – me detuve
bruscamente, apretando los dientes. Kathy sacó un pañuelo blanco de su bolsillo y me lo
ofreció. Al ver que no me movía, se levantó, vino hacia mí y lo dejó caer sobre mi
regazo. Se sentó en el brazo de la silla y esperó. Me contuve obstinadamente durante
medio minuto. Entonces cogí el pequeño cuadrado de tela con ira y me limpié los ojos.
“Odio esto.”
“Todos lloran en su primer año. Estas emociones son muy inestables. Somos un poco
como niños, queramos o no. Yo solía romper a llorar cada vez que veía una puesta de sol
bonita. El sabor de la manteca de cacahuete también me hacía llorara a veces” me
acarició la coronilla, pasó sus suavemente sus dedos por un mechón de mi pelo, que
siempre mantenía sometido detrás de mi oreja.
“Qué pelo tan bonito y brillante” apuntó. “Cada vez que te veo lo llevas más corto. ¿Por
qué lo llevas así?”
Entre lágrimas, ya no parecía que me quedara mucha dignidad por defender. ¿Por qué
no decía que era porque así era más fácil de cuidar, como hacía siempre? Después de
todo, estaba allí para confesar y conseguir ayuda.
“Eso la molesta. Ella lo prefiere largo.”
No dio un respingo, como yo había esperado que hiciera. Kathy era buena en su trabajo.
Su respuesta llegó sólo un segundo después, y fue sólo un poco incoherente.
“¿Tú… ella… ella está todavía… presente?”
La espantosa verdad salió de mis labios.
“Cuando quiere estar. Nuestra historia le aburre. Suele estar inactiva mientras trabajo.
Pero está ahí, por supuesto. A veces siento que está tan presente como yo” mi voz se
fue convirtiendo en un susurro.
“¡Wanderer!” exclamó Kathy horrorizada. “¿Por qué no me has dicho que algo iba mal?
¿Cuánto tiempo llevas así?”
“Cada vez va peor. En lugar de ir desvaneciéndose, se va haciendo más fuerte. Todavía
no es tan malo como en el caso de la Curandera, hablamos de ella ¿recuerdas? Ella no
tiene el control. Ni lo tendrá. ¡Yo no dejaré que eso pase!” el tono de mi voz subió.
“Por supuesto, eso no pasará” me aseguró. “Claro que no. Pero si te sientes… infeliz con
respecto a eso, debes decírmelo inmediatamente. Tendremos que llevarte a un
Curandero.”
Me tomé un momento, emocionalmente distraída como estaba, para entenderla.
“¿Un Curandero? ¿Quiere sacarme?”
“Nadie pensaría que es una mala opción, Wanderer. Se entiende que, si un huésped es
defectuoso…”
“¿Defectuoso? Ella no es defectuosa. Yo lo soy. ¡Soy demasiado débil para este mundo!”
puse la cabeza entre las manos mientras la humillación me llenaba. Lágrimas frescas
manaban de mis ojos.
Kathy me rodeó los hombros con un brazo. Luchaba tan duramente por controlar mis
emociones que no conseguía apartarlas, aunque parecieran demasiado íntimas. Esto
molestó a Melanie también. No le gustaba ser abrazada por un extraño. Por supuesto,
Melanie estaba muy presente en ese momento, e insoportablemente satisfecha de cómo
finalmente había admitido su poder. Ella estaba alegre. Siempre era más difícil
controlarla cuando yo estaba distraída por las emociones, como ahora. Intenté calmarme
a mí misma, para poder ponerla en su lugar.
Tú estás en mi lugar. Su pensamiento era débil pero inteligible. Cuánto estaba
empeorando; se estaba haciendo tan fuerte que ya podía hablarme cuando lo deseaba.
Era tan malo como aquel primer minuto de conciencia.
Vete. Ahora éste es mi lugar.
Nunca.
“Wanderer, cielo, no. Tú no eres débil, ambas lo sabemos.”
“Hmpf.”
“Escúchame. Eres fuerte. Sorprendentemente fuerte. Nuestra especie es siempre más de
lo mismo, pero tú excedes la norma. Eres tan valiente que me asombras. Tus vidas
pasadas son testamento de ello.”
Mis vidas pasadas puede, pero ¿esta vida? ¿Dónde estaba ahora mi fuerza?
“Pero los humanos están más individualizados que nosotros” continuó Kathy “hay una
enorme gama, y algunos de ellos son más fuertes que otros. Pienso realmente que si
hubieran metido a cualquier otro este huésped, Melanie lo habría machacado en días.
Quizá haya sido un accidente, quizá haya sido el destino, pero me parece que el más
fuerte de nuestra especie ha sido introducido en el más fuerte de la suya.”
“Eso no dice mucho sobre nuestra especie, ¿verdad?”
Notó la implicación detrás de mis palabras.
“Ella no está ganando, Wanderer. Tú eres esta encantadora persona que está a mi lado.
Ella es sólo una sombra en un rincón de tu mente.”
“Ella me habla, Kathy. Todavía tiene sus propios pensamientos. Todavía guarda sus
secretos.”
“Pero ella no habla por ti, ¿verdad? Dudo que de que yo fuera capaz de decir lo mismo
en tu lugar.”
No contesté. Me sentía demasiado miserable.
“Creo que deberías considerar la reimplantación. “
“Kathy, acabas de decir que ella aplastaría a cualquier otra alma. No sé si estoy de
acuerdo con eso, probablemente estás intentando hacer tu trabajo, reconfortarme. Pero
si ella es tan fuerte, no sería justo entregarle otra alma sólo porque no soy capaz de
someterla. ¿A quién decidirías introducir?”
“Yo no he dicho que esté tratando de reconfortarte, querida.”
“Entonces ¿qué?”
“No creo que se pueda considerar la opción de volver a usar a este huésped.”
“¡Ah!”
Un escalofrío de horror me recorrió la espina dorsal. Y no era la única asombrada por la
idea. La rechacé de inmediato. Yo no me rendía tan fácilmente. Durante las largas
revoluciones alrededor de sol de mi anterior planeta-el mundo de las Algas Marinas,
como se las llamaba aquí-había esperado. Aunque la situación de estar arraigada había
empezado mucho antes de lo que hubiera imaginado, aunque las vidas de las Algas
Marinas se midieran por siglos en este planeta, nunca había abandonado el periodo de
vida de mi huésped. Hacer algo así sería derrochador, incorrecto, desagradecido. Sería
como burlarse de lo que éramos como almas. Hacíamos de nuestros mundos lugares
mejores; eso era absolutamente esencial, o significaría que no nos los merecíamos.
Pero nosotros no éramos derrochadores. Todo lo que tomábamos lo convertíamos en
algo mejor, más pacífico y hermoso. Y los humanos eran brutos e ingobernables. Se
habían matado unos a otros tan frecuentemente que el asesinato era aceptado como
parte de la vida. La cantidad de torturas que habían inventado en los pocos milenios de
vida que tenían eran demasiado para mí. No podía soportar siquiera las secas
descripciones oficiales. Las guerras habían arrasado en casi todos los continentes.
Asesinato consentido, ordenado y brutalmente efectivo. Los que vivían en naciones
pacíficas miraban para otro lado mientras miembros de su propia especie morían de
hambre a sus puertas. No había ninguna igualdad en la distribución de los generosos
recursos del planeta. Más despreciable todavía, su descendencia, la siguiente
generación, a quien los de mi especie casi adoraban por su promesa, pues todos habían
sido demasiado a menudo víctimas de sus atroces crímenes. Y no sólo a manos de
extranjeros, sino también a manos de los vigilantes a quien habían sido confiados.
Incluso la enorme esfera del planeta había sido expuesta al peligro por culpa de sus
errores descuidados y codiciosos. Nadie podía comparar lo que había sido y lo que era
ahora sin admitir que la Tierra era un lugar mucho mejor gracias a nosotros.
Asesináis a una especie entera y luego se palmean la espalda.
Cerré los puños.
Podría haberte eliminado, le recordé.
Hazlo, haz oficial mi asesinato.
Estaba alardeando, pero Melanie también. Ah, ella pensó que quería morir. Después de
todo, se había tirado por el hueco del ascensor. Pero fue un momento de pánico y
derrota. Considerarlo sentada en una confortable silla era algo totalmente distinto.
Sentía la adrenalina-adrenalina que se había disparado por el miedo-a través de mi
cuerpo y contemplé cómo se hacía más flexible. Sería agradable estar sola de nuevo.
Tener la mente para mí sola. Este mundo era muy agradable en tantas formas distintas,
y sería maravilloso poder apreciarlas sin la distracción de una enfadada y desplazada
inexistencia a quien le parecía mejor sobrevivir de esta forma no deseada. Melanie se
retorció, en sentido figurado, en los recesos de mi mente cuando intenté considerarlo
racionalmente. Tal vez debería rendirme…
Las palabras en sí mismas me hicieron estremecer. ¿Yo, Wanderer, rendirme?
¿Abandonar? ¿Admitir la derrota e intentarlo de nuevo con un huésped más débil,
invertebrado, que no me diera ningún problema?
Sacudí la cabeza. Apenas podía mantenerme de pie cuando pensé en eso.
Además… éste era mi cuerpo. Me había acostumbrado a él. Me gustaba la forma en la
que los músculos se movían sobre los huesos, las uniones y el tirón de los tendones.
Conocía el reflejo en el espejo. La piel bronceada por el sol, los huesos altos y agudos de
mi cara, la capa corta y sedosa de pelo caoba, el color marrón avellana-verde turbio de
mis ojos-eso era yo.
Y me quería a mí misma. No dejaría que se destruyera lo que era mío.
jueves, 18 de diciembre de 2008
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